martes, 31 de enero de 2017

¿Por qué un Argentino apoyaría a los Kelpers?

Por Fernán Severini (@Eurix_), originalmente publicado el 18 de Octubre, 2016, en fernanscevey.wordpress.com

En Argentina hablar de Malvinas es un tabú y es un garrón personal aguantarte nacionalistas imberbes tachándote de “vendepatria” y “opositor de los intereses nacionales” cuando expones tu opinión en ejercicio pleno de tu libertad. La tradición greco-romana de patriotismo ha dañado de forma irreversible la concepción de la vida de los argentinos: parece que importa más la Patria que las personas. Una vergüenza, pero de un país carcomido por el populismo nacionalista cualquier cosa puede esperarse.

Voy a Falklands y a los kelpers.

Las islas Falklands son un territorio que por décadas ha estado olvidado entre los archipiélagos “improductivos” del Atlático sur. Territorio al cual los congresistas no incluyeron en la declaración de independencia de España y cuya población quedó a merced de ataques extranjeros con total desprotección y desconocimiento del “Estado argentino” que en un intento de ocupación a título uti possidetis creó una comandancia dirigida por Vernet para explotar sus recursos. La expresión “Estado argentino” entre comillas porque en plena anarquía de 1820 no existía Estado ni Argentina y fue la provincia de Buenos Aires la que se arrogó el derecho de designación.

En 1832, el Restaurador entrega las islas al Rey Guillermo IV y en 1833 son ocupadas por la tripulación de la fragata Clío hasta el presente.

Desde entonces las actividades económicas de la isla, debido a una población muy reducida de apenas un poco más de 2000 habitantes, se centraron en el pastoreo extensivo de animales, especialmente ovejas, y en la pesca. En los últimos años, gracias al descubrimiento de petróleo en la zona y al establecimiento de una planta offshore que extrae alrededor de 500 mil barriles por día, junto con el turismo, el PIB per cápita de la región no ha parado de crecer, llegando a ostentar el décimo puesto en el mundo (55000 USD – 2012).




Apoyo a los kelpers porque son un pueblo valiente que trabajó duro, esforzandose dia tras dia, soportando condiciones climáticas adversas para construir las comunidades que hoy existen en territorio isleño. Tal como nuestros abuelos inmigrantes.

Porque son una comunidad que tiene su dignidad y orgullo, que ama la tierra que trabaja y el aire que respira, que producen y labran las riquezas del suelo para ellos y para sus familias con libertad, siguiendo los principios de la Escuela de Manchester.

Porque son un pueblo civilizado, que emana cultura y educación, pasión por el esfuerzo y respeto a las instituciones del Estado de Derecho; siendo expresion de una de las culturas mas nobles de Europa: la anglosajona.

Porque son un ejemplo para los argentinos, demostrando como se puede crecer en tierras tan inhóspitas con la libertad y el esfuerzo como banderas. Son una luz, un faro que brilla entre tanta oscuridad de nuestra podrida sociedad para guiarnos hacia un futuro mejor.

Apoyo la soberanía británica porque es la única que le ha dado al pueblo kelper el derecho a elegir su destino en democracia y lo ha defendido hasta el hartazgo frente a políticos inescrupulosos y miserables como Timermann y Cristina Kirchner.

Apoyo la soberanía británica porque permite a las comunidades crecer en libertad, establecer sus empresas y defender su honor, explotar los recursos y ser dueños de sus propias vidas y su Estado no se arroga funciones que no le corresponden.

Apoyo la soberania britanica porque fue defendida con bravura y honor frente a los macabros intereses de una dictadura.

Apoyo a los kelpers y a la soberanía británica porque su ejemplo me recuerda al de mis abuelos inmigrantes que levantaron tierras inviables haciéndolas cultivables y aptas para el desarrollo humano, me recuerda la cultura del esfuerzo que dignifica, de la educación que brilla en la excelencia de nuestras acciones y la cultura de un pueblo que lucha por el derecho a vivir en libertad que es lo más noble y precioso por lo que se puede luchar.

Como hombre de libertad, apoyo las causas de los hombres libres y de los paises libres.

El liberalismo y el patriotismo son compatibles



Por Maximiliano Spaccesi

Con la reciente asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, un enorme grupo de gente lo acusa (entre otras miles de cosas) de no ser de derecha, pese a ser republicano, porque es patriota. Esta es la razón de escribir este artículo, el cual lejos de compartir esa opinión, explica por qué el liberalismo y el patriotismo pueden ir de la mano.
El liberalismo es una teoría estrictamente política que promueve el gobierno limitado, ya que la Escuela Austríaca es una teoría esencialmente económica. Los socialistas no logran encontrar una unión entre nacionalismo y liberalismo porque su escuela, el marxismo, es una teoría económica, pero también abarca el aspecto social y político.
Justamente los zurdos no logran discernir que el liberalismo y el patriotismo son visiones paralelas, correlativas pero no dependientes una de la otra (por ejemplo, puede haber un socialismo que sea nacionalista –cof cof, nazis, cof cof- como también puede haber un liberalismo que no sea nacionalista –visiones más libertarias, alejadas, por ejemplo, de la religión-).
El liberalismo por sí solo no tiene ni una moral, ni un modelo de individuo, ni una filosofía de vida. Lo que tiene es un modelo de organización del gobierno, cosa que no tiene el patriotismo; no se contradicen en ningún punto, por lo tanto un país puede perfectamente tener un gobierno limitado y seguir teniendo su cultura íntegra, sus fronteras bien delimitadas, tradiciones, y una moral compartida.


Diferencias entre globalización, internacionalismo, y cosmopolitismo



El cosmopolitismo y el internacionalismo son doctrinas muy colectivistas, ya que establecen que los intereses de las naciones individuales no importan, si no los de la humanidad como conjunto.
El internacionalismo aboga por un gobierno mundial con poder absoluto, y el cosmopolitismo rechaza la existencia de características propias de las naciones y -por lo tanto- de los individuos, ya que sostiene que todos tenemos los mismos hábitos y valores.
Globalización y libre comercio no son sinónimos de internacionalismo, y esto es más fácil de explicar con un ejemplo como el siguiente; no es lo mismo que un país oriental importe soja de Argentina, a que millones de argentinos vayan a vivir a ese país, consuman soja, intenten imponer su religión, e intenten aplicar las leyes que tiene su país de origen.
Que personas y empresas de diferentes países intercambien mercancías no tiene nada que ver con asimilación multicultural, negación de una identidad nacional, irrespeto a la soberanía, ni ningún tipo de ataque a la nación o ideales que el nacionalismo defiende.


La nación es un grupo natural

 
Pertenecer a una nación no es un dato sin relevancia en tus intereses y en tu integridad personal como lo podrían ser el color de tu cabello, tu peso o tu trabajo.
Las naciones son orgánicas y anteriores al estado, son un proceso natural, ya que los individuos hacen familias, las familias hacen comunidades, y las comunidades al interactuar, creando instituciones, un idioma, tradiciones, costumbres, y los demás elementos que constituyen una nación. Tienen una jerarquía organizada y natural.