Si hay una cosa que está claro luego de 70 años de gobiernos de izquierda es que a la gran mayoría de los argentinos no les gusta la libertad; ni la libertad económica, ni la individual. La pregunta es por qué sucede esto, dado que aquellos hombres que fundaron este país eran tan liberales y republicanos como los padres fundadores de EEUU.
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| Juan Bautista Alberdi Autor Intelectual de la Constitución Nacional de 1853 |
Casi 100 años después apareció Yrigoyen, que si bien fue un populista personalista, no creía en el caudillismo, y su movimiento le abrió las puertas a Alvear, quien revitalizó (al menos por unos años) al movimiento liberal alberdista. Este aparente renacimiento de la democracia liberal tan sólo duró unos años, el Golpe del '30 le abrió el camino al fascismo del GOU quien le abrió el camino al Peronismo.
El Peronismo merece un párrafo aparte, empezó como una corriente anticomunista dentro de las Fuerzas Armadas pero se desarrolló como una filosofía fascista y anti-libertad. Al fin y al cabo sólo luchó al comunismo para no perder el control de los sindicatos que él empoderó. El Peronismo luego fue abatido por los militares, que en el fondo sólo no eran peronistas porque les caía mal Perón, ya que sus ideales eran los mismos. El Peronismo, por lo tanto tuvo que mutar, y gracias a Cámpora, se alió con el marxismo latinoamericano para crear a lo que hoy conocemos en Argentina como kirchnerismo, ex montoneros. Esta puja de poder destruyó al liberalismo en Argentina y éste desapareció totalmente del plano político.
Peronistas, Militares y Radicales, tres corrientes de izquierda; dos fascistas y una socialista. Esa es la triste historia Argentina después de 1930.
Todo esto no es sólo Historia, si no que explica por qué en Argentina la gente te insulta cuando le hablas de libertad, por más que vengan cantándolo desde chicos en la escuela. El caudillismo hace 150 años que es la corriente de pensamiento dominante en Argentina, y ésta a sido la única capaz de identificarse con el "gen argento"; nacionalista, prepotente y cómodo. En este país, y en muchos otros de América Latina, no existe la cultura del trabajo, la idea de ahorro/inversión ni el respeto por la Constitución. Diariamente el Congreso (que representa a la sociedad) modifica las leyes, la Justicia no aplica las normas jurídicas y el Ejecutivo sólo se dedica a regular.
Este artículo no pretende ser una queja ni un llamado de atención; todos los países tienen el gobierno que se merecen. Lo que es increíble es que después de más de 200 años no nos merezcamos ni siquiera a nuestros padres fundadores porque, por más que nos cueste admitir, en este país se odia a la libertad.

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