Por Maximiliano Spaccesi
Durante los últimos
doce años de gobierno peronista en Argentina,
la cantidad de planes sociales
creció exponencialmente. En el país se subsidian desde los hijos, hasta las
netbooks, pasando por el fútbol. Ésta situación hace que la mayoría de la gente
piense que Argentina es el único país que cubre tan ampliamente las necesidades
de la gente que no trabaja, pero no es así, ya que mientras nuestro dólar subía
de $4 a $15, en Estados Unidos tenían una problemática similar, ya que durante
la gestión de Obama este tipo de políticas hicieron crecer el gasto público de
una forma bestial (obviamente en muchísima menor medida que acá, pero
demostrando que el socialismo se propaga a nivel mundial).
Pero… ¿Los planes
sociales realmente ayudan a la gente que menos tiene?
Está más que demostrado que la gente, mientras más tiene,
más dona a instituciones que se dedican a la caridad. Si uno sube los impuestos
para financiar estos planes, la gente tiene menos, y por ende dona menos.
Para empezar, los subsidios estatales son ineficientes. De
la enorme cantidad de plata que el estado recauda y destina a los subsidios
(obviamente, y no debería hacer falta aclarar, mediante impuestos), sólo un 30%
llega a las manos de los que menos tienen y alrededor del 70% se pierde en el
proceso. ¿Cómo que en el proceso? En burocracia. Papeleo, trámites, sueldos de
la gente necesaria (y aún más), luz, gas y agua de cada sede del Anses, y
obviamente el nuevo BMW de Aníbal Fernandez y otros procesos de enriquecimiento
de los políticos.
Bien, con las organizaciones de
caridad privadas, el 80-85% de la plata llega a las manos de la gente que la
necesita, es decir que sólo el 15-20% se pierde en el proceso. (Es obvio que
nunca se pueden aprovechar un 100% las donaciones porque hace falta personal
que interactúe en el proceso, además de muchos otros consumibles como la nafta,
e incluso la publicidad)
Además de todo esto, cabe resaltar la ineficiencia de dichos
incentivos económicos por parte del estado, ya que en muchos casos la gente
vive de los subsidios, porque es mayor el monto que reciben al del sueldo de
los trabajos que tienen a su alcance, así, por ejemplo, una familia puede cobrar
$10.000 mensuales de subsidio, y el padre tener la posibilidad de conseguir un
trabajo en el que le paguen $7000, pero al trabajar perdería el acceso a dicho
plan.
Por eso esto es un círculo vicioso, ya que hay 2 o incluso 3
generaciones de gente que no trabajó en toda su vida.
Respondiendo a la pregunta del principio, los planes
sociales no ayudan a la gente pobre, porque el sistema hace que sea incluso más
difícil salir de un subsidio que de la misma pobreza.
Por eso es que desde la derecha no decimos que hay que dejar
de ayudar a los pobres, sino que hay que ayudarlos de la manera correcta,
porque la caridad privada no sólo es más eficiente, sino que no le roba al que
sí tiene y se ganó trabajando, y lo deja elegir si donar o no hacerlo.
Básicamente lo que hacen es intentar sacar a gente de la
pobreza dando planes, financiados cobrando altos impuestos al que trabaja.
Entonces la brecha entre el que trabaja y recibe subsidios es cada vez más
grande, haciendo que cada vez más gente trabajadora sea pobre, y que la gente
que ya lo es, no pueda salir de ésa situación.
Para terminar con la nota, les dejo para que vean un video de un señor de Estados Unidos que explica esto de una forma excepcional. (Está en inglés pero si activás los subtítulos de Youtube están bastante bien hechos para este video)
Para terminar con la nota, les dejo para que vean un video de un señor de Estados Unidos que explica esto de una forma excepcional. (Está en inglés pero si activás los subtítulos de Youtube están bastante bien hechos para este video)

Ah no yo no puedo creer la idiotez supina de decir que se perjudica a los pobres porque los ricos tienen menos para donar. Ni hablar de la payasada de decir que Argentina tiene más cobertura social que ningún país del mundo; basta con fijarse en CUALQUIER PAÍS de Europa occidental.
ResponderEliminarSe refiere a que cada uno debe hacer con su guita lo que quiere (entre ello, si quiere donarla), en vez de que un grupo de burócratas te obligue a dárselo a otro. Ese otro cae en la red de subsidios y el ser mantenido es igual a romper su auto estima, sus ganas de progresar, el creer que puede superarse. Justamente en muchos países europeos si, donde el gasto público llega casi a la mitad del PBI (en Francia lo llega a superar), y por ello han entrado en complicaciones fiscales.
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